Traemos aquí una colaboración que ha salido en el nº 7 de EL OLMO, agosto 2007, sobre el canal de Rillo, en la serie:
COMO FUERON LOS AÑOS CUARENTA/CINCUENTA EN RILLO
UN ACCIDENTE EN LA HISTORIA MÁS
CERCANA
Se trata de contar la historia de un Canal, así con mayúscula hay que escribirlo
en Rillo, que acaparó en los años 50 muchos de los esfuerzos de este pueblo
progresivo, aunque nunca llegó a regar las zonas previstas en este municipio. El
objetivo era claro, se trataba de poner en riego las dos vegas de los márgenes
del río Gallo, a la derecha
Todo esto se tiene que ver en el contexto de aquellos años, mientras se hacían
los trabajos ordinarios en el viejo regadío y en el secano, y cuando el cultivo
de la remolacha se encontraba a tope. Por tanto, amable lector quiero que en la
lectura de este capítulo te sitúes en Aquí empieza la historia
Por una Resolución de Las condiciones draconianas
Para completar las razones que motivaron la solicitud de la concesión, el 18 de
septiembre de 1.951
apareció en el Boletín Oficial de la provincia de Guadalajara un anuncio de
autorización, por parte de los entonces denominados Servicios Hidráulicos del
Tajo, del cobro de unas tarifas de 2.637 pesetas por hectárea y año, que los
regantes deberían abonar al concesionario durante los 75 años de la concesión.
Asimismo, deberían realizar un pago en especie de 60 toneladas de remolacha por
hectárea, a entregar durante un periodo máximo de ocho años.
Ante lo disparatado de estas tarifas, los propietarios de las tierras de la zona
regable interpusieron un recurso. Es de destacar que aquellas tarifas fueron
informadas desfavorablemente por los Servicios Hidráulicos del Tajo y el Consejo
Superior de Obras Públicas, por lo que se dio un plazo de seis meses al
concesionario para que presentase nuevas tarifas. En lugar de ello, con fecha 5
de marzo de 1953 apareció en el Boletín Oficial de la provincia de Guadalajara
un anuncio de expropiación de las fincas de los vecinos de Rillo de Gallo, a fin
de que se pudiera pasar y construir los canales de riego.
Posteriormente el concesionario presentó un proyecto reformado, extendiendo la
zona regable a más de La reacción del pueblo y las amenazas
Los propietarios de Rillo de Gallo impugnaron también estas tarifas, pidiendo
asimismo que, en vista del tiempo transcurrido desde la primera concesión sin
que se hubieran efectuado las obras, se declarase caducada la concesión.
Pretendían la mayoría de los propietarios que dejasen libre la concesión en este
tramo del río, para que posteriormente se formase un Grupo Sindical de
Colonización y se pudieran poner en regadío aquellas tierras, sin que esto
supusiera inconveniente alguno a la incorporación del concesionario inicial.
Entretanto el concesionario, sin autorización de
Ante esta situación y las dificultades que los rillanos ponían, el concesionario
a través de algunos amigos y representantes en Molina de Aragón, pretendió
intimidar a los propietarios de Rillo de Gallo, amenazándoles con que se podría
dictar un decreto sobre colonización de aquella zona, que “quitaría las tierras
a los actuales poseedores y las entregaría a otros labradores de la comarca”.
Igualmente, algún que otro matón se había encargado de amedrentar a los
propietarios de las parcelas, para que no opusieran resistencia a la
construcción del Canal a su paso por las fincas. Si bien el Instituto Nacional de Colonización tranquilizaba a los agricultores respecto a las amenazas que estaban recibiendo, presiona sobre ellos en el sentido de llevar a efecto una transacción entre los vecinos y el concesionario, con el fin de que se pudieran realizar las obras de riego. En este contexto, los rillanos ganaron un recurso para paralizar las obras y levantar lo construido. La parcela sobre la que se había puesto el recurso era la más estrecha que encontraron a lo largo de toda la obra, de forma que si había que romperlo, como así ocurrió realmente, se destrozase la menor parte posible de aquel Canal que todos querían, pero no en aquellas condiciones.
Ante toda esta serie de despropósitos las obras se suspendieron por falta de
fondos, llegándose en definitiva a la siguiente situación: a) Existencia de una
concesión primitiva sin tarifas. b) Existencia de un proyecto reformado, sin
aprobar, que modifica puntos esenciales del proyecto inicial. c) Suspensión de
las obras.
Por mediación del Instituto Nacional de Colonización se establecieron contactos
entre los regantes y el concesionario, con el fin de tratar de conseguir que los
propietarios adquirieran los derechos concedidos. Asimismo y como requisito
previo para poder verificar la transacción, los regantes se constituyeron en
Grupo Sindical de Colonización, agrupando en su inicio a 71 socios. Fue
convalidado con fecha 1 de julio de 1955, adjudicándosele el número 1.043.
La primera actividad del Grupo como tal, fue la compra al concesionario de los
derechos de la concesión. La operación tuvo lugar el día 28 de septiembre de
1.955, valorándose en 3.300.000 pesetas los gastos realizados por las obras
hasta entonces efectuadas y por la concesión. Para hacer frente a estos pagos el
Grupo solicitó al Instituto Nacional de Colonización un crédito por un importe
de 3.684.315 pesetas, fue concedido en 1.956. Puesto que el proyecto de la obra
adquirida, que ascendía a 550.580 pesetas, no fue aprobado y posteriormente fue
modificado por otro, el Grupo se vio obligado en el año La concesión con defectos ocultos
La concesión administrativa de aguas otorgada adolecía de los vicios que has ido
viendo en parte, pero que entonces eran ignorados por el Grupo Sindical de
Colonización al adquirirlas. Por ejemplo, las obras se habían ejecutado con
arreglo a un proyecto reformado que no había sido aprobado por
En este ambiente, a instancias de los industriales
propietarios de las centrales eléctricas,
Las reclamaciones de terceros, se reducían a las de los propietarios de las
centrales eléctricas (hoy estas centrales no producen luz y ni siquiera los
edificios se mantienen en pie), y a la de los propietarios de la finca del
Molino Bajero. Se llegó a un acuerdo con una central en 900.000 Ptas. y con la
otra por 405.000 Ptas. El acuerdo con los del Molino Bajero quedó pendiente de
que se aclarase lo de su concesión y exclusión de la zona regable, si bien se
trataba de la posible indemnización a que habría lugar, ofreciendo el Grupo
70.000 pesetas y pidiendo los propietarios 90.000 Ptas.
En el año 1.959 el Grupo tuvo que solicitar y consiguió un crédito de La política se mete por medio
En este contexto se llegó a un 18 de julio de la época, el de 1.959, entonces el
Gobernador Civil de Guadalajara procedió a inaugurar las obras de regadío del
Grupo, a pesar de que tales obras estaban sin terminar en su salida por la
margen izquierda. Esta inauguración provocó la inmediata reclamación de los
industriales de las dos centrales eléctricas afectadas, que exigieron el pago de
las cantidades que aún les adeudaba el Grupo y que ascendían a la cantidad de
875.000 pesetas. Y llegan los problemas
Para hacer frente a estas deudas, y ya en el año 1960, se promovió la primera
derrama provisional entre los socios del Grupo por un importe de 750.000
pesetas. Esta iniciativa constituyó un rotundo fracaso, pues los mayores
propietarios, el original propietario de la concesión al frente, se niegan a
pagar, arrastrando con su postura a muchos propietarios pequeños y no
consiguiéndose recaudar más que 288.115 pesetas, cantidad totalmente
insuficiente para cancelar tales deudas. La necesidad de recaudar algún dinero,
sin que todavía se hubiera regado y obtenido sus frutos, fue el motivo de que se
iniciaran las discrepancias y el malestar en el pueblo. Los que pagaban contra
los que no pagaron.
De nuevo en 1961 fue necesario promover una nueva derrama voluntaria entre los
vecinos para pagar a
Para aumentar las vicisitudes del Grupo, el propietario repetidamente citado
aquí solicita la concesión de La situación era dramática
Paralizadas todas las actividades del Grupo, este recibió una comunicación del
Instituto Nacional de Colonización de fecha 11 de mayo de 1966 en la que se le
notificaba la rescisión del contrato y la obligación de reintegrar al Instituto
la cantidad que se adeudaba, por haber expirado el plazo de que disponía el
Grupo para la ejecución de la mejora sin haberse llevado a cabo.
Posteriormente, en el Boletín Oficial de
Y aquí acaba la historia de un Canal que nunca regó, y posiblemente nunca
regará, los nuevos regadíos de Rillo, porque descompuso la vida social del
pueblo durante de los años 1950 y 60 y el tiempo ha terminado por descomponer el
cemento con el que se hizo. Sirvan estas líneas para que no se olvide el
esfuerzo que entonces se hizo, al mismo tiempo que se cultivaba el trigo y la
cebada o se segaba el alfalfe del Prado para poder subsistir. Es fácil comprender que si
las aguas hubieran regado las dos vegas, se hubieran podido ampliar los cultivos
de regadío y sacar el dinero suficiente para poder pagar las cuotas, sin que se
hubieran presentado problemas para los propietarios de la tierra. En aquellos
años, sin ir más lejos, se tuvo un ejemplo claro de como el pueblo entero compró
conjuntamente Recientemente, o no tan recientemente, en octubre del año 2000, se ha tratado de llevar a cabo un nuevo intento para incrementar el regadío. Se llegaron a redactar las ordenanzas de la comunidad de regantes, así como los reglamentos para la junta de gobierno y el jurado de riego. No se ha pasado de ahí. Todas estas ideas y actas de las reuniones que se celebraron en los años 2000 y 2001 las tienes hoy colgadas en la página de economía de la web de Rillo: www.rillo-de-gallo.com
Por todo esto, a modo de cierre de esta crónica, quiero aprovechar estas líneas
para homenajear a los hombres que
lucharon entonces porque se ampliara el regadío de Rillo. Como representativos
de aquel pueblo traigo aquí los nombres que aparecen en un folleto perdido del
Grupo S. C. 1043, del año 1956, donde se cita al Alcalde, al Presidente de
Quedan las fotos que todavía puedes contemplar en esta crónica, por las
que verás que el Canal sólo sirve para cruzar Juntarrios sin mojarte o para que
los soñadores de
Ciríaco Vázquez Hombrados
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